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viernes, 22 de octubre de 2010

¿Y tú que opinas?


Trece cuentos inquietantes está gustando, ya me están llegando comentarios sobre el libro, tanto de la gente más próxima a mí, vecinos y amigos, como a través de internet.

Os dejo algunos de estos comentarios expresados por amigos blogueros:

Paco Gómez Escribano: ya leí tu libro de cuentos: espectacular. La única duda es si estaba ante la obra de una escritora novel, como tú misma te auto denominas o ante una escritora consagrada, qué nivelazo

Yolanda Saez de Tejada: “Acabo de terminar hoy tus cuentos. ME HAN ENCANTADO…Sí, me han gustado mucho y le diré a mi hija que se lo lea, es genial porque siempre estoy buscando libros para ella y mira por donde el tuyo es genial. Enhorabuena, Felisa.

Chu_ Maria Jesús Campos: “Antes te felicité por la publicación de tu libro de cuentos y ahora, te felicito por tus cuentos. Su lectura es ligera y abren una media sonrisilla, algunos de ellos, jaja. Originales, muy entretenidos. Dejas los cabos atados y tengo la impresión de que nada les falta ni nada les sobra. En particular, me quedo con la imagen de esa mujer fundida en oro, (yo siempre con las imágenes, qué le vamos a hacer), la mujer dorada cuyos destellos luminosos no pudieron impedirle la muerte, ni la resurrección. Me lo he pasado muy bien leyéndolos. Gracias, Felisa, por esos momentitos tan buenos”

Y tú, ¿has leído el libro? Si es así, me gustaría conocer tu opinión.


¿Aún no lo tienes?, te cuento algo: He puesto Trece cuentos inquietantes en el buscador de google y me han aparecido distintas páginas donde se puede adquirir mi libro. Me ha hecho mucha ilusión ver que está disponible en varios lugares.
Una de las principales dificultades que tuve con mi novela fue la distribución, los que me seguís habitualmente conocéis lo que sufrí para vender mi asesina. Por eso me da tanta alegría comprobar que esta vez no hay problemas, que llegarán a todo aquel que quiera comprarlos.

Estos son algunos de los enlaces:

El corte inglés:

http://librosbajodemanda.elcorteingles.es/detalle.aspx?isbn=9788496919297

Casa del libro:

http://www.casadellibro.com/libro-trece-cuentos-inquietantes-habitaciones-cerradasespectrosapara-tos-asombrososvisiones-solo-es-ficcion-o-no/1801523/2900001402237

Librería Proteo:
http://www.libreriaproteo.com/libro-633382-TRECE-CUENTOS-INQUIETANTES.html

Agapea.com:
http://www.agapea.com/libros/Trece-cuentos-inquietantes-isbn-8496919293-i.htm




También en la página de la editorial Hipálage:



O bien, si lo quieres dedicado, yo te lo puedo hacer llegar si me envías un correo a algaidak@hotmail.com, te contestaré con las instrucciones para el ingreso de 12 euros (gastos de envío incluidos)

Si vives fuera de España, puedes adquirirlo a través de este enlace:
http://www.readontime.com/ROT/editorial-hipalage/felisa-moreno-ortega/trece-cuentos-inquietantes_9788496919297.html

jueves, 14 de octubre de 2010

¿Quieres leer un cuento?


EL NÚMERO CUATRO
(Relato incluido en el libro Trece Cuentos Inquietantes)


No sé cuánto tiempo llevo encerrada aquí. Al principio gritaba y arañaba las paredes con mis uñas, hasta sangrar. Finalmente desistí; a veces un pequeño sollozo me asaltaba, otras era una lágrima salada que rebañaba ansiosa con mi lengua para deleitarme en su sal, hastiada de los alimentos tan sosos que me obligaban a ingerir.

La habitación tiene cuatro muebles, es importante lo del número; todo aquí es par, menos yo, aunque pienso que también estoy duplicada. Algunos días consigo verme a mí misma tumbada encima de la cama, con las piernas cruzadas y las manos sobre el pecho, como en el último reposo de un difunto. En una esquina hay un par de sandalias de tacón alto, están destrozadas y cubiertas por una pasta seca. No me atrevo a tocarlas.
El armario está vacío, tiene cuatro cajones, con frecuencia los saco y me entretengo con ellos, los alineo y les explico la lección, como cuando era niña y jugaba a ser maestra. Aunque parecen iguales, cada uno dispone de una personalidad diferenciada, el izquierdo superior atesora una mancha de aceite en el fondo con forma de diamante, el inferior está desconchado en el frontal, como si hubiera sido picoteado por un ave hambrienta. El superior derecho huele intensamente a alcanfor y el cuarto sufre un descuadre estructural, lo que obstaculiza el encaje en su hueco.
Me divierte meterme dentro del armario, permanezco un buen rato aspirando el aire viciado y oscuro. Cuando por fin salgo, disfruto con la sensación de libertad, lleno los pulmones de aire y grito con todas mis fuerzas. Las paredes acolchadas se tragan el sonido de mi voz, como los pavos de la abuela engullían el maíz hinchado que le arrojábamos desde la puerta del corral. ¿Por qué recuerdo esos pavos de moco colorado y no el motivo por el que estoy aquí?

El otro mueble es una butaca de piel sintética, con cuatro patas y cuatro botones adornando el respaldo. Juego a marcarlos en mi espalda, hasta hacerme daño, otra excusa para gritar. El sillón es rígido, como los que se ven en los hospitales de la seguridad social.

Un descalzador es el tercer elemento. Siempre me pregunto qué hace aquí, si yo no tengo zapatos. Me da asco usar las sandalias, aunque debieron de ser bonitas en su momento. Creo que los pies me han crecido de tanto andar descalza por la habitación. La banqueta me da escalofríos, siento como si estuviera allí para recordarme algo que trato de olvidar.

El cuarto mueble, y último, es la cama. No tiene mantas, ni colcha, ni sábana superior; sólo la bajera, fuertemente sujeta al colchón con unas correas. No puedo taparme con nada y eso me impide conciliar el sueño. Para mí no existía mayor placer que esconderme bajo una sábana, sentirla sobre mi cuerpo, resguardarme en el hueco que moldea, acogedor y cálido como el vientre de una madre. Hay cosas que transcienden de la propia memoria.

Además del mobiliario y las sandalias, junto a una esquina hay una ducha y un váter. De la ducha casi nunca sale nada. Todos los días, cuando creo que es de día, porque nunca veo la luz del sol, abro el grifo y me meto en ella, esperando que caiga el agua sobre mí. Puedo aguardar durante horas. He aprendido que, casi siempre, la paciencia me es recompensada. Aun así, en ocasiones, me desespero y golpeo la pared con los puños, hasta despellejarlos. El agua me calma, la necesito, ¿por qué me la niegan?

No hay espejos, apenas recuerdo cómo es mi cara. La recorro con los dedos, creo que soy guapa, la piel suave, las facciones rectas, el cuello largo, los hombros esbeltos. Estoy desnuda, ya me he acostumbrado. Llevo peor lo de no tener sábanas para cubrirme por las noches. Mis miedos infantiles me atacan, nada me protege de los monstruos.

No sé lo que he hecho para merecer este castigo. Ni siquiera sé si esto es un castigo o una forma de vida. Me cuesta trabajo recordar los momentos en los que me movía libremente por las calles, cuando el sol me calentaba el rostro y el aire despeinaba mi cabello y me arrullaba con sus susurros. A veces pienso que todo eso sólo es un sueño, que no hay otra realidad que la que encierran estas cuatro paredes. Cuatro.

Los zapatos. Es lo último que recuerdo con claridad, estaban allí, sobre un estante forrado con terciopelo verde. Eran unas sandalias doradas, con pequeñas incrustaciones de brillantes y tacones de vértigo. Me recuerdan a las que yacen abandonadas en una esquina de este cuarto. Cuánto las desee nada más ver mis pies vestidos con ellas. El precio…, sí, eran muy caras.

La puerta se abre, es la hora de la cena, entra el encapuchado de siempre y me deja la comida en el suelo. Como todos los días le pregunto quién soy, qué hago allí encerrada, obtengo el mismo silencio que ayer, la misma indiferencia a mis gritos.

Las sandalias…, eran realmente preciosas, con ellas puestas me sentía la reina de la fiesta, capaz de conseguirlo todo, incluso ese papel en la nueva película de un afamado director. ¿Soy actriz?

Sí, era un contrato para hacer una película, me lo ofrecieron nada más ver mis zapatos, ¿o fue al revés?, ¿compré las sandalias después de firmarlo? Recuerdo algunas palabras sueltas, recuerdo la boca con bigote fino que las pronunciaba: cine experimental..., oportunidad única en su carrera..., mucho dinero..., estudio sobre soledad..., mucho dinero... Recuerdo que pensé que con esa cifra podría comprarme las preciosas sandalias doradas.

Cómo he podido olvidar algo tan importante. Me siento en el descalzador para comer, la bandeja sobre mis rodillas. La comida se compone de una sopa y un puré indescriptible. Este último cambia de color cada día, pero mantiene el gusto insulso, a cartón mojado. He pensado en dejar de ingerirla, si enfermo tendrán que llamar a un médico y él me sacará de aquí; siempre desisto, el hambre consigue doblegar mis propósitos. Es un puño que aprieta mi estómago y me obliga a tragar.

El número cuatro sigue rondando mi cabeza, como si fuera lo único que puede sobrevivir dentro de ella. Cuatro, cuatro, cuatro… ¿Cuatro qué? Cuatro muebles en la habitación, cuatro cajones, cuatro botones en un sillón, cuatro… ¡¡¡¡¡¡años!!!!!!
De repente lo comprendo todo, mi memoria intermitente vuelve a torturarme con la verdad, he vendido cuatro años de mi vida para comprarme unas sandalias.

Cuatro, cuatro, cuatro… ¿Cuatro qué?

Para comprar Trece cuentos inquietantes







Felisa Moreno Ortega
Trece cuentos inquietantes
Páginas: 118
P.V.P.: 12,00 euros (Iva incl.)
Formato: 15 x 21,5 cms.
Encuadernación: rústica con solapas
ISBN: 978-84-96919-29-7
Publicación: Septiembre 2010








En la página de la editorial puedes encontrar las distintas formas de comprar el libro, tanto en formato papel como digital: http://www.hipalage.com/8601.html

Está también en Amazon:
http://www.amazon.es/cuentos-inquietantes-Felisa-Moreno-Ortega/dp/8496919293/ref=sr_1_29?s=books&ie=UTF8&qid=1321394146&sr=1-29

En el Corte Inglés, en libros bajo demanda:
http://librosbajodemanda.elcorteingles.es/lista.aspx?usa=100&Ord=0&pag=1&AutorTitulo=trece%20cuentos%20inquietantes


O bien, si lo quieres dedicado, yo te lo puedo hacer llegar si me envías un correo a algaidak@hotmail.com, te contestaré con las instrucciones para el ingreso de 12 euros (gastos de envío incluidos)

Si vives fuera de España, puedes adquirirlo a través de este enlace:
http://www.readontime.com/ROT/editorial-hipalage/felisa-moreno-ortega/trece-cuentos-inquietantes_9788496919297.html

miércoles, 13 de octubre de 2010

¿Quieres saber algo más sobre los cuentos?


Para ver una presentación sobre el libro de cuentos "Trece cuentos inquietantes" pincha en este enlace de la Editorial Hipálage:
http://www.hipalage.com/degustacion-trecuentosinquietantes-felisamorenoortega.pdf

El prólogo, por Luis Conde-Salazar Infiesta

Tengo suerte de contar con amigos que me escriben prólogos preciosos para mis libros. El año pasado, Ramón Alcaraz, me dedicó unas hermosas palabras que precedían a mi novela "La asesina de los ojos bondadosos". En esta ocasión ha sido Luis Conde-Salazar el encargado de prologar estos Trece cuentos inquietantes. No sé si soy merecedora de este texto, si mi literatura no llegará a defraudar después de tantos halagos, aún así, me arriesgo a mostrarlo porque me gusta compartir las cosas buenas. Espero que os guste tanto como a mí, y que os den ganillas de leer los cuentos.


El genial socarrón hondureño Augusto Monterroso, autor del cuento más corto del mundo -ese de un dinosaurio que cuando despertó todavía seguía allí-, decía en el punto noveno de los doce (sí, doce) que componen su Decálogo del escritor: “Cree en ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor”.
Hace ya una eternidad, por lo menos un año desde este de 2010 que nos pesa, que tuve la suerte de toparme en el camino de la vida con Felisa Moreno, por esas sorpresas agradables que a veces, casi ninguna, te ofrecen las redes sociales. Tras un tanteo mutuo, necesario, para ver por dónde soplábamos ambos, empezamos a hablar -a chatear, o charlotear, o conversar, como quieran- de eso que nos apasiona llamado Literatura. Supo que yo había ejercido (la crítica) y que acababa de publicar un libro de esos de gran formato, un ensayo histórico de los que encanecen el pelo y hacen brotar la presbicia. Me pidió, así, con una humildad exacerbante, si sería tan amable de leer su novela, su primera publicada, La asesina de los ojos bondadosos. Accedí, así como cosa entre profesionales de este oficio de darle a la tecla y vivir en un constante pasar página, aunque ella no se reconociera como tal, error por su parte. Eran los comienzos, diré como disculpa.
Mis peores temores se confirmaron. Comenzaba la obra con una incursión en el mundo del periodismo escrito con no demasiada, digamos, fortuna. Pero me había comprometido y suelo cumplir, así que seguí adelante. Según finalizaba la trama, la mise en scène de redacciones en las que habitan becarias arrinconadas por su falta de proporciones “conejito Playboy”, y comenzaba el nudo, la chicha del asunto, me sorprendió, en gran medida, el hecho de que apenas tuviera que realizar esfuerzo alguno para visualizar los escenarios en los que se desarrollaba una trama construida con una soltura impropia de novel, casi cinematográfica. No cabía duda de que aquel “thriller rural” tenía marcado el intangible pero inconfundible sello del talento. Cayó en una tarde, y eso que no llovía, ni era domingo.
Por entonces estaba yo involucrado en la redacción de un reportaje sobre agricultura ecológica y se me vino a la cabeza que Felisa me devolviera el favor de ese supuesto esfuerzo -que en realidad no fue- y le pedí que me mandara unas líneas sobre los olivares que le son tan propios y tan cercanos como que vive entre ellos allá por Alcaudete, provincia de Jaén, nada menos. Escribió un texto precioso que no dudé en incluir citándola como escritora. Lo era. Lo es. A pesar de las dudas con las que una y otra vez me castiga. Cada vez que duda la hago creer. Cada vez que cree, la hago dudar. Siento que me he convertido en un agente de Monterroso con misión en Alcaudete. Le mandé la revista que incluía mi reportaje y sus palabras con una nota manuscrita en negro sobre rojo y con forma de espiral, como un caligrama de Guillaume Apollinaire. En ella le decía algo así, no recuerdo ya, como que escribiera y escribiera y escribiera... ¡Vaya, otra vez Monterroso! Esta vez en el primer mandamiento de su decálogo de doce puntos: “Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre”. Pero eso no pasó debido, entre otras cosas, a que ya estaba pasando, desde que esta lectora empedernida y exigente saltara a la arena de la escritura, cuatro años atrás, efusiva, feraz, valiente.
Desde entonces y hasta ahora han caído por mis manos muchas, muchísimas páginas salidas de la vibrante fantasía de Felisa. Pero ya no es ella quien me pide que los lea si no yo quien pide leerlos. En cierto sentido, tal vez en el más amplio, me gusta ser el primero en disfrutarlos, antes que nadie. Esa exclusividad no durará mucho, lo sé, pero mientras ocurre, que ocurra. El motivo no es otro que el de la evasión. Sencillamente: me gustan sus relatos, siempre atmosferizados en lo cotidiano, sujetos a esas relaciones pequeñas, sutiles y extrañas que se producen entre personas cuya normalidad vital se confunde con la anormalidad que habita en la parte secreta, arcana, de nuestro subconsciente, como las de Los amores difíciles de Italo Calvino, aunque ella no lo sepa. Los juegos sutiles de las miradas, el tacto de las manos rozándose con mesura mientras llegan pensamientos turbios, a veces malévolos, otros libidinosos. Como los diálogos entre dos interlocutores de las novelitas de Javier Tomeo (La agonía de Proserpina, El cazador de elefantes...), aunque ella lo desconozca. A menudo salpicadas de artefactos capaces de modificar el espacio y el tiempo, a la manera de La hierba Roja de Boris Vian, aunque ella lo ignore.
En sus relatos, algunos tan breves como el placer, Felisa Moreno se deja llevar por lo real-cotidiano para modificarlo no ya su antojo, si no más bien al del lector, al de aquel que busca desenlaces que no estén en su guión de lectura, capaces de sorprender, de hacer sentir un cosquilleo por la médula, de electrificar el vello corporal hasta convertirlo casi en pluma.
Cuentos inquietantes, trece, como no podía ser de otra manera, recopilación de escritos mayores, menores y recién nacidos, almacena en sus páginas a personajes cautivos de la inmovilidad en espacios agobiantes en los que una mancha en la pared o un simple cajón son ya excusas perfectas para una trama perfectamente encajada y un desenlace incierto (La piel de la serpiente, El número cuatro); seres que se mueven por la montaña de la vida como un Sísifo condenado a subir a su espalda una enorme piedra que, una vez en la cima, vuelve a rodar hacia la base (Historias truncadas); parejas imposibles que transitan por el yugo de un matrimonio demencial (La habitación de pensar, Las hermanas, El misterio de mi boda); intrahistorias literarias (El libro); chismes que modifican la voluntad de quien los posee o los usa (Cuando Elena dejó de ser vaca, El sueño dorado, El teléfono móvil, El tiempo detenido, El despertador de colores); apariciones espectrales (El motorista)...
Pasen y lean. Disfrútenlos como yo hice. Y duerman tranquilos que esto es ficción. ¿O no...?

Luis Conde-Salazar Infiesta
Periodista, escritor, guionista
Madrid, 2010

domingo, 10 de octubre de 2010

Presentaciones realizadas

Aquí están los enlaces relacionados con las presentaciones que se han hecho del libro hasta ahora:

En Noguerones:
http://felisamorenoortega.blogspot.com/2010/10/fotos-de-la-presentacion-en-noguerones.html

http://felisamorenoortega.blogspot.com/2010/09/muchas-gracias-noguerones.html

http://felisamorenoortega.blogspot.com/2010/09/muchas-gracias-noguerones.html

En Alcaudete:

http://felisamorenoortega.blogspot.com/2010/09/cosas-buenas-que-me-pasaron.html

http://felisamorenoortega.blogspot.com/2010/09/fotos-de-la-presentacion.html

http://felisamorenoortega.blogspot.com/2010/09/fotos-de-la-presentacion.html

http://felisamorenoortega.blogspot.com/2010/09/fotos-de-la-presentacion.html

Noticias sobre el libro

Se pueden leer las noticias aparecidas en prensa y otros medios en los siguientes enlaces:
Cartel de Letras Capitales:
http://felisamorenoortega.blogspot.com/search/label/Medios%20de%20comunicaci%C3%B3n

Noticia en Europa Press:
http://felisamorenoortega.blogspot.com/2010/10/el-lugar-donde-escribo-y-noticia-en.html

Noticia de la presentación en Diario Jaén:
http://felisamorenoortega.blogspot.com/2010/09/gracias-los-que-me-acompanaron-cerca-o.html

Entrevista en Diario Jaén:
http://felisamorenoortega.blogspot.com/2010/09/gracias-los-que-me-acompanaron-cerca-o.html

Entrevista en Radio Marbella:
http://felisamorenoortega.blogspot.com/2010/08/gracias-sasi.html

Entrevista en Onda Jaén:
http://felisamorenoortega.blogspot.com/2010/06/lo-pase-genial.html

Entrevista en Radio Villalba:
http://www.ivoox.com/nuestra-charla-escritora-felisa-moreno-audios-mp3_rf_417761_1.html